"El pozo" de Galder Gaztelu-Urrutia: la distopía de un panóptico contemporáneo

Resumen

Además de tematizar la lucha de clases -de forma orgánica y extremadamente violenta-, El pozo (2019), dirigida por el vasco español Galder Gaztelu-Urrutia, es una película cuyo protagonista se asemeja a un héroe medieval. Para alimentar por igual a los reclusos de los 333 pisos de una prisión vertical, Goreng, interpretado por Iván Massagué, es el mártir de la trama, sacrificándose por el "bien común", aunque cueste otras vidas. Lleno de intertextualidades con clásicos de la literatura, como El Quijote y La Divina Comedia, el largometraje se desarrolla en este territorio claustrofóbico de privación de libertad.
privación de libertad. El propósito de esta reseña es analizar el relato desde la perspectiva de Michel Foucault, para quien el sistema penitenciario actual, aunque ha borrado el cuerpo torturado, descuartizado, amputado en sus dispositivos más explícitos, sigue aplicando ciertas medidas de sufrimiento físico. En la película, vigilar y castigar -como propone la estructura del panóptico- es también un reflejo de las relaciones de poder, no sólo entre una administración invisible que prepara banquetes que nunca llegan a los pisos superiores, como en el trato entre las parejas que comparten las celdas y entre quienes están en las plataformas superiores e inferiores.